La nota de LA NACION el 31 de enero pasado hablaba de “tours”, “catas” y “degustaciones”, “turismo sensorial”, “servicios premium”, “ocio veraniego” y “exploración organoléptica”. Toda una invitación al glamour y el placer. Se refería a los clubes cannábicos, una modalidad creciente en Uruguay que permitía a los extranjeros el consumo de marihuana como parte de la actividad social y que, según se relataba, suscitó gran interés entre los visitantes argentinos.

La discusión sobre la legalización de este tipo de sustancias es un debate que excede estas líneas y que seguramente daremos en los ámbitos adecuados. Pero como autoridad en el tema no puedo dejar de llamar a la reflexión acerca de los campos léxicos que frecuentemente se asocian al consumo de drogas y que construyen universos simbólicos tan peligrosos como nocivos, especialmente entre nuestras poblaciones más jóvenes y vulnerables.

Eufemismos como “drogas de diseño” o “consumo recreativo” desdibujan el serio problema de las adicciones y poco aportan a la concientización y la elección responsable. Estamos en emergencia en adicciones. Debemos vencer el marketing de la droga, y que no se caiga en la trampa del comercio narco, que siempre se disfraza de “cool”.

Connie Liermann

Diputada nacional, vicepresidenta de la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico HCDN

csliermann@dipuitados.gob.ar

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