Luego de participar en el día de hoy de la apertura de sesiones ordinarias, quiero transmitirles mi preocupación por los temas a tratar en el Congreso de cara al año legislativo 2015.

Tanto la tragedia de Once, AMIA, Embajada de Israel, la muerte del fiscal Alberto Nisman como la muerte por desnutrición del pequeño qom Néstor, forman parte de nuestra identidad nacional, que estas experiencias aportan más empatía que todo lo que hemos presenciado en este edificio de cemento, que parece imposibilitar las deliberaciones legislativas y se convierte en una caja de resonancia de monólogos leídos.

Las problemáticas globales que Argentina no puede desestimar: las migraciones, las amenazas para nuestra seguridad como el terrorismo y el crimen organizado, el cambio climático, entre otros, para ello debemos cooperar a través de acuerdos transparentes, respetuosos y constitucionales.

Nadie le pidió al oficialismo cambiar el eje y concentrarse a trabajar con Irán, China, Cuba y Venezuela. Hasta el día de hoy nadie del oficialismo me ha explicado qué nos identifica con los gobiernos de estos países.

Es necesario que la Presidenta explique claramente qué medidas se tomarán para frenar la desnutrición, fomentar la educación, expulsar a los narcotraficantes, aligerar las cargas para el sector del agro y ayudar a la generación de empleo genuino.

Algunas de las premisas más importantes que debiera tratar la Presidenta: constituir la unión nacional; afianzar la justicia; consolidar la paz interior; proveer la defensa común; y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra prosperidad y para todos los hombres del mundo, es decir, dar cumplimiento al preámbulo de la Constitución argentina.

Además, que anuncie la remoción de sus funcionarios procesados por corrupción y si no toma medidas ejemplares en este tema, si deja que los intereses personales, familiares y políticos estén por encima del bien común, será cómplice de las gravísimas consecuencias que ya se están ocasionando para nuestra nación.

Con cánticos de miles de personas que fueron movilizados, vaya a saber uno con qué paga vil que nos condena a la caridad crónica, siento tristeza al ver sonrisas cómplices de funcionarios, al recordar niños con hambre desnutridos. Pero a la vez también siento esperanza, al recordar el mensaje de Mauricio Macri hoy, dos actos diametralmente opuestos, con un público común: los argentinos, austeridad, simpleza, llamado a la humildad, cofraternidad y esperanza por un lado. Relato embadurnado, irrealidad, lejanía y show por el otro.

Mi propósito es contribuir a tender puentes entre ciudadanos de todo el país, porque tenemos el deber de dialogar. ¡Me quedo con la simpleza y la esperanza!.