Fin de semana de quinchos tensos y abundantes en los que la preocupación mayor para el oficialismo fueron menos los motines policiales ya sofocados que la relación con un vecino díscolo, Brasil. Asistimos a varios encuentros peronistas majestáticos, pero también a otros pintorescos (en uno se teorizó sobre el durazno). Le contamos al lector dónde y qué dijo Miguel Ángel Pichetto para dejar helados a peronistas y radicales, y seguimos a Julián Domínguez en su periplo por Cuyo. Por supuesto, estuvimos en el último quincho judicial de envergadura de este 2013 y acompañamos al campo en su sensible almuerzo de las “cuatro cadenas”. Veamos.

 

Tan intensa fue la semana quinchesca que más que cronistas habría que habilitar drones que sobrevolasen restoranes, peñas, despachos de alta y baja intensidad, embajadas y otros reductos conspirativos. El remezón que significó la crisis por amotinamientos y saqueos le mojó los papeles a todos y le quitó el aire festivo al último tramo del año cuyo balance podían todos celebrar como más que bueno: el kirchnerismo por mantener el número después de las elecciones legisativas, los radicales por recuperar aire en nueve provincias, el massismo por sacarle rédito a la voltereta de las 23.55 antes del cierre de listas y darle el color de un movimiento político a un ardid electoral, el macrismo por promover una foto con más legisladores a todos los niveles. Las miradas siguen concentradas en las entrelíneas de la Casa Rosada, ocupada hoy con saturación por el ingenio de Jorge Capitanich y una Cristina de Kirchner que, ya es claro, se mueve como si hubiera hecho su propio balance después de lo que le tocó vivir en el año, reacomodando en su interior el lugar que tiene, como le ocurre a todo paciente que arriesgó todo en un quirófano, la política junto a lo otro de la vida, que parece comenzar a ser más importante, como si dijera -que pasa a muchos en esas circunstancias- ¿qué estoy haciendo? Viajó al sur y festejó la salida con tuiteos personales y de los otros, pero limitó la ausencia a unos pocos días, cuando muchos presumían que se iba a tomar todo el mes de enero para la recuperación del ánimo.

 

La vuelta de esta semana la inquieta no tanto por las amenazas de nuevas alteraciones del orden público, algo que parece disipado después de una semana terrible de incertidumbre y falta de claridad -en el Gobierno, como desde los observadores del llano, nadie atina a encontrar una explicación solvente de la coincidencia tumultuosa de factores más que dispares -. Es porque el fin de año le llega al Gobierno como motivos de enojo en temas graves, en particular en la relación con Brasil. Es porque el Gobierno se enteró de manera indirecta -por demora del de Dilma Rousseff- de que la Unión Europea se bajó por ahora de la negociación de un acuerdo de comercio con el Mercosur. Este asunto, postergado de las agendas y los titulares del último mes por la acumulación de tribulaciones, ocupó durante buena parte del año toda la energía del Gobierno en sus relaciones con sus vecinos. El Mercosur, con Brasil a la cabeza más por prepotencia de tamaño que por delegación de los otros países, empujaba a todos en el acuerdo de un protocolo de demandas que debía figurar en un acuerdo gigantesco en el cual la Argentina aparecía como el más reticente por su intención de proteger su economía. El proteccionismo rioplatense era usado por Brasil y por la UE, en la persona del comisario de Comercio, Karel De Gutch, para presionar a que los países del Mercosur se apurasen a firmar el acuerdo. El asunto motivó viajes de Héctor Timerman y de Axel Kicillof (apenas asumido como ministro de Economía) a Brasilia para discutir con ministros de Dilma qué pedía el país. También parte del gabinete vino en los últimos días a Buenos Aires a negociar directamente con Jorge Capitanich. Brasil y la Argentina habían puesto como fecha el 17 de diciembre (mañana) para cerrar el documento con las demandas que le iban a hacer a la Unión Europea -más que nada identificación de negocios bloqueados al libre comercio y de los que se iban a abrir-, pero hace una semana De Gutch le informó a Brasil que la Unión Europea tampoco había podido poner de acuerdo a sus miembros en qué iban a negociar. Brasil se calló la boca porque quiso no quedar en evidencia de que había presionado a la Argentina en vano cuando la otra parte cerraba por ahora el debate porque hay países, como Irlanda o Francia, que se niegan a admitir que ingresen productos agropecuarios a la Unión Europa para proteger a sus pastores y agricultores. Hasta ahora la UE había corrido al Mercosur con la amenaza de que debían firmar el acuerdo de comercio antes de que ellos lo hicieran con los Estados Unidos, porque cuando esto ocurriera sería tarde y la región perdería otro tren. Esta comedia irritó al Gobierno, que prepara una reunión de Cristina de Kichner con Dilma Rousseff cuando se haga la cumbre del Mercosur de enero en Caracas, en la que saltarán chispas, pese a que la salida de Guillermo Moreno aquietó aguas en la relación entre los dos países.

 

Esta inquina explica la virulencia de la participación de Timerman esta semana que pasó en el palacio de la Farnesina -sede de la cancillería de Italia-, donde participó de una rutinaria reunión anual de sus funcionarios con cancilleres de América Latina. El ministro, que sabía desde el martes que la UE se había bajado del acuerdo después de mortificar al Mercosur durante meses usando a Brasil como ariete, cargó contra el proteccionismo de los países europeos cuando a la vez promueve acuerdos que le permitan meter los productos que han perdido otros mercados por la crisis financiera internacional y por la moderación de grandes compradores como India y China. Timerman en ese viaje se ocupó de otros detalles, como el desembarco de Moreno en la Embajada de Italia que maneja Torcuato Di Tella, y de explicar que como agregado tendrá oficinas en esa legación, pero que no dependerá de Di Tella, sino directamente de Economía, es decir de Kicillof, que está en la lista de sus adversarios internos y que es uno de los ganadores con su renuncia.

 

Estas tribulaciones son profundas y tocan temas con consecuencias en el largo plazo, y quedan postergadas quizá por la urgencia del día a día de los funcionarios con la crisis de seguridad que alcanzó a todos. Para probarlo basta con echar una mirada sobre los gobernadores, padrón en el cual la última semana fue una bisagra que abre una nueva época. Acosados todos por el mismo mal, la insubordinación policial y la ola de saqueos, dejaron atrás un historia de peleas de superficie y, si se mira bien qué ocurrió entre ellos, abre una nueva etapa en sus relaciones y un nuevo método de administrar. Lo prueba la noche terrible del domingo y la madrugada del lunes, cuando establecieron un red de comunicaciones permanente como si perteneciesen todos a la misma agrupación política. Daniel Scioli fatigó en esa vigilia los teléfonos hablando con Antonio Bonfatti, José Manuel de la Sota y con Jorge Capitanich, que estaba en su provincia del Chaco, también atribulada por esos hechos, cruzando información como miembros de un mismo equipo que debían afrontar juntos la misma pelea. Esa noche, para la cual todavía falta un cronista que se ahonde en el minuto a minuto que vivió cada uno de ellos, acordaron hasta reunirse el martes en Buenos Aires, cita que se anunció en la madrugada del lunes, pero que nunca se concretó; quizás hubiera sido demasiado para el público tanta demostración de affectio societatis después de años de negarse el pan y la sal. Scioli aportó, como el grandote del grupo, la idea de que no había que nacionalizar el conflicto porque favorecería al maximalismo de los amotinados. También la idea de que no había que aparecer negociando, fruto de lo cual dio por decreto un aumento que se llevó a los quejosos como última oferta, pero sin escuchar contraoferta. Ninguno de los gobernadores se apartó de esa línea porque Scioli les explicó que lo que él hiciera en Buenos Aires iba a tener repercusión, por el tamaño del distrito, e iba a influir en todas las otras provincias.

 

Por un instante en esa madrugada Scioli pudo pensar que estaba tomando por primera vez decisiones de coyuntura que podían afectar el rumbo general del Gobierno, algo que no es frecuente en un mandatario provincial. Quizá por la tensión de esas decisiones ha dicho que esa noche del domingo fue la más tensa de su vida política. Le sirvió perderse un panel en Río de Janeiro con Dilma Rousseff y Bill Clinton para volver al país y tomar esa delantera que parece ofrecer una prueba que le calza al gobernador, que gana cuando pierde. El acoso de esa crisis era una agresión a su autoridad sobre la Policía -dominio de poder inexcusable para cualquier gobernante; eso le dio una oportunidad de mostrarse enojado cuando ha hecho leyenda -hasta a veces aparecer como un disvalor- de su ánimo componedor; se peleó con la Policía a la que halagó durante su gestión al punto de motivar peleas con el Gobierno nacional, y le terminó tomando la delantera a otros protagonistas. Por eso se permite esta semana recibir a De la Sota en el Banco Provincia con el pretexto de firmar un acuerdo entre entidades de las dos provincias y festejar otras anécdotas en las que, perdiendo, vuelve a ganar. Como la del sábado, cuando su equipo de La Ñata perdió en el fútbol 5, y encima de local con el equipo Juvencia, de Avellaneda, pero igual el equipo ascendió a Primera A. Celebraron esa rareza de ascender perdiendo con vuelta olímpica en La Ñata, milagro que compite con ese otro que anoche se le atribuía a los efluvios papales que proyectó Jorge Bergoglio sobre su casaca, que salió campeón, pero ni le hizo necesario ganar el partido contra Vélez. Bastó un empate. Lo único que tenía Scioli a mano para agradecer el milagro era la invitación del pastor evangélico Dante Gebel, un argentino que tiene parroquia en el vecindario de Annaheim, California, y que juntó a más de 90 mil personas en la noche del sábado en el estadio Monumental. Gebel es un beneficiado por el gobernador, que hace unos años le permitió usar el Estadio Único de La Plata para dos megaconcentraciones. Ahora quería tenerlo en el escenario; no era momento para presentarse ante mucha gente después de tanta crisis, pero el escenario es más fuerte. Scioli subió al escenario con Gebel y recibió las bendiciones del público del pastor. Scioli va a compensar la herejía mañana con un llamado a Jorge Bergoglio por el cumpleaños 77.

 

Ese aire que le dio el enfrentamiento con la crisis policial alienta gestos majestáticos, como darle aire a una de las obras que le toca inaugurar al gobernador antes de fin de año, un museo de arte contemporáneo en Mar del Plata, ocupando un predio que fue del ONABE (ente que administra propiedades del Estado nacional que le costó le transfirieran), en la playa de La Perla, que aspira a que quede como una de las grandes obras de su gestión. La idea se la dio uno de los asesores que le explicó que los presidentes siempre dejaban algo monumental que los recordase y que eso habían hecho Charles de Gaulle y otros estadistas. Eligió ese museo que ya van a usar, antes de inaugurarlo, esta semana Gustavo Marangoni y Karina Rabollini en una rara concentración de mujeres vinculadas al Banco Provincia. Le dio la misión de controlar la obra a su ministro de Cultura, Jorge Telerman, quien tuvo la idea de hacer en la Capital, cuando era jefe de gobierno, la Usina de las Artes, que Mauricio Macri también pretende que sea la obra por la que lo recordarán en el futuro y que usa para las grandes algaradas de su administración. Le ha encargado a Telerman que además ejerza hasta nuevo aviso la dirección del museo, tarea que obliga al funcionario a pasar más tiempo del que querría en la Feliz, sede de la temporada alta del sciolismo de todos años y que tiene como cenit una fecha, la del cumpleaños del gobernador el 13 de enero.

 

Cabe aquí cortar tanta monumentalidad con una modesta viñeta de peronismo de contrafrente que el dron quinchesco registró a mediodía de ayer en la localidad de Lobos, una de las que reclama ser la cuna de Juan Perón. Allí, en su campo “El Solitario”, el escribano Juan Manuel Arnedo Barreiro, reunió a un grupo de amigos y compañeros para propinarles un asado y una lección sobre el producto que le saca a la tierra de su campo, unos duraznos premium que merecerían figurar entre los mejores duraznos de Mendoza o de las quintas de la zona de La Plata que proveen a la región metropolitana. Hasta allá viajaron el abogado Raúl Garré, ex director de Rentas de la Capital y jefe de gabinete de su hermana Nilda en los ministrios de Defensa y de Seguridad, el ex jefe de gabinete de la Cancillería Eduardo Valdés y el legendario restaurantes Carlos “El Oso” Monti, famoso por sus ñoquiadas menemistas pero también por su ánimo ocurrente y jovial. Arnedo Barreiro fue escribano general de la ciudad de Buenos Aires en tiempos de Carlos Grosso y fue el jefe del bloque del PJ en la convención constituyente que redactó la Constitución de la Ciudad. Ahora ciltiva duraznos en Lobos, que exporta y vende también en el mercado local. Les explicó a sus amigos las bondades del producto, que los invitados quisieron en la sobremesa aportar a algún brebaje más emocionante que los buenos vinos que les habín servido. Asaltaron la barra privada del dueño de casa y encontraron un rico pisquito con el cual inventaron un nuevo trago al cual trataron de buscarle un nombre entrador (ensayaron “durisco”, “pisrazno”, pero no concluyeron en nada, el tema pasa a comisión). Igual lo probaron según diversas fórmular, producto de lo cual el “Oso” Monti peló la guitarra y entonó, como un payador repentista, una canción que creó ahí mismo intitulada “El Solitario”, homenaje a Arnedo Barreiro, a los duraznos, al pisco, a las damas presentes, que eran sus esposas, y a Perón, que pudo haber nacido por ahí cerca.

 

Más severa fue la noche que una liga de editores le dedicó el jueves a los 30 años de democracia con una cena con panel en el hotel NH City, a pocos metros de la casa de Gobierno. El número principal fue un diálogo entre Ernesto Sanz y Miguel Ángel Pichetto que resultó más que amable en su tratamiento mutuo. Había empresarios y un seleccionado de políticos, entre ellos Lgisladores y ex legisladores como Hermes Binner, Héctor Baldassi, Francisco de Narváez, Laura Alonso, Mario Negri, Oscar Aguad, María Eugenia Estenssoro, Norma Morandini, Patricia Bullrich, Paula Bertol, Gerardo Milman, Silvana Giudici, Cornelia Schmidt Liermann, Eduardo Brizuela del Moral, Miriam Juárez, Víctor Hugo Maldonado, Eduardo Cáceres, Oscar Martínez, el ministro macrista Emilio Monzó, dirigentes como Jaime Campos AEA), Luis Miguel Etchevehere (Rural), Julio Schlosser (DAIA), entre otros. Iba todo pacífico, tanto que se bromeó en las mesas que Sanz y Pichetto podían salir de gira en el verano para dar esa conferencia de a dos. En realidad deben ser los dirigentes de oficialismo y oposición que mejor se conocen entre sí, han convivido en el Senado durante años, se respetan y saben qué le pueden sacr de bueno y de malo al otro. Lo pertinente de este relato fue una salida de Pichetto que dará que hablar. El senador por Río Negro – que parece haber elegido ser en este tiempo que lo tiene de ganador en su provincia moverse más como un librepensador que un obediente verticalismo – se molestó por algunos murmullos que venían de una mesa con gente del macrismo que trataban de interceptar sus palabras. Pichetto interrumpió lo que venía diciendo y les disparó: “Cuando hablo yo escucho murmullos, pero hay gente de la que no he escuchado nada cuando el gobierno de la ciudad le ha perdonado $ 1300 millones a un hombre del juego”. No avanzó más, no dio nombres, pero dejó a todos helados por la audacia de la observación, tratándose de un dirigente del oficialismo. Traerá cola.

 

Más pacífica fue la pasada de Julián Domínguez por Cuyo. El jefe de los diputados, que como Scioli ensaya pininos de nacionalización de su perfil, se fue el sábado a Mendoza para festejar el día del Petróleo invitado por el diputado y jerarca del sindicato de Petróleo y Gas Privado de Luján de Cuyo, Dante González, para devorar un asado en la finca Don Miguel. Lo sentaron en la cabecera junto al gobernador Francisco Pérez, los diputados Juan Carlos Díaz Roig, Guillermo Carmona, Griselda Herrera y José Vilariño para compartir la comida junto a más de 1700 invitados de todo tipo (empresarios, políticos, obreros de ese sector). Se dio un paseo por la sede del Instituto Nacional de Vitivinicultura tiene en la capitla mendocina, adende el directorio lo reconoció porque el Congreso sancionó una ley que hace del vino la bebida nacional (como si hiciera falta, pese a los ataques del pisco con jugo de durazno de Lobos); salió, claro, con una caja de vino para que honre esos manes. De ahí Domínguez se fue a San Juan en donde le atizó a un grupo de militantes una charla sobre los 30 años de democracia – el hit de la temporada – y allí le acercaron un ingrediente más de la mesa de los argentinos, unas latas de aceite de oliva que le dio Juan Carlos Gioja, intendente de la localidad de Rawson y hermano del gobernador José Luis Gioja. Los sanjuaninos, que también producen vino, disputan con sus colegas de Mendoza el podio de la mejor producción de la bebida, por lo que Gioja no se quedó atrás y también elogió la normativa y celebró que el vino sea bebida nacional, mientras convidó a sus invitados con unas empanadas de carne para celebrar la visita.

 

El Hotel Plaza se alumbró el jueves por la noche para el último quincho judicial de envergadura de este 2013, que fue organizado por la Asociación de Magistrados que dirige Luis María Cabral. Pasaron por allí las juezas de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco, el titular del Consejo de la Magistratura Mario Fera, el sindicalista Julio Piumatto, el presidente de la Auditoría General Leandro Despuy, la decana de la Facultad de Derecho Mónica Pinto, el presidente de la Casación Penal y de la Junta de Camaristas Gustavo Hornos, el titular del Tribunal Superior de Justicia porteño Luis Lozano, los representantes de los abogados en el Consejo de la Magistratura Daniel Ostropolsky y Alejandro Fargosi, los de los jueces, Alejandro Sánchez Freytes y Gustavo Recondo, los camaristas en lo Civil y Comercial federal Francisco De las Carreras y María Najurieta, el secretario de ese fuero Alejandro Nobili, los jueces de la Casación Penal federal Mariano Borinsky (próximo presidente de la Cámara), Juan Carlos Gemignani, Liliana Catucci y Ana María Figueroa, los jueces de cámara de tribunales orales en lo penal económico Karina Perilli y Claudio Gutiérrez de la Cárcova, el jefe de la Cámara Comercial Juan Ojea Quintana, camarista de ese fuero Miguel Bargalló, los jueces de la Cámara Civil Gabriela Vázquez y Mario Filozoff, el juez Miguel Caminos, la número dos del gremio María Lilia Gómez Alonso, la jueza federal chaqueña Zunilda Niremperger el juez Diego Barrotaveña, el abogado Eduardo Kirszembaum, el extitular del Colegio de Público de Abogado Eugenio Cozzi, el presidente del Colegio de la Ciudad Máximo Fonrouge, el vice del Banco Ciudad Juan Curuchet, el saliente fiscal general de la Ciudad Germán Garavano y el exjuez de la Casación, que fue homenajeado, Raúl Madueño. Si alguien vio a alguno más que avise.

 

La llegada de Argibay y Highton de Nolasco (Ricardo Lorenzetti prefirió los aires santafecinos), que franqueaban a Cabral en la mesa central, garantizó jugosos comentarios, especialmente si se considera que en las horas previas ambas juezas estuvieron en la cumbre que la Corte organizó con Jorge Capitanich. Si bien optaron por no profundizar en la cuestión presupuestaria ante el jefe de gabinete, al momento de la cena describieron un panorama financiero complicado dado que los fondos del Consejo de la Magistratura se agotaron hace meses y los sueldos del Poder Judicial se vienen cubriendo desde la Corte. A diferencia de Lorenzetti (que saltó de la profesión de abogado a la Corte), estas dos ministras cultivan frondosos vínculos en las instancias inferiores de la justicia con lo cual escuchan relatos alarmantes sobre falta de viáticos, atrasos en los pagos a jueces sustitutos y el congelamiento en la partida de insumos para los despachos que rige desde mediados del 2008. Escenas inquietantes que no se vieron si quiera cuando el país se precipitaba al default. Algunos de estos temas escuchó el jefe de gabinete y, según conocen en la Corte, ya tendría una persona para analizarlos a fondo: se trata de Fabricio Bolatti, secretario de Evaluación Presupuestaria de la jefatura y que fue uno de los primeros a quienes el “Coqui” convocó cuando aceptó su destino en Balcarce 50. Cabral, anfitrión del encuentro, coincidió con el pedido de Lorenzetti a Capitanich en cuanto a la necesidad despolitizar el Consejo de la Magistratura. El jefe del gremio de jueces se mostró más preciso en cuanto a las necesidades y ya comenzó con un pedido que tendrá eco desde el mes de enero en el cuerpo colegiado: según dijo, es necesario que las cuatro comisiones del Consejo no vuelvan a quedar en manos del mismo espacio político (el kirchnerismo). Esto implicará álgidas negociaciones. Para Cabral no son temas ajenos dado que ya tiene prácticamente decidido ser candidato al Consejo por el estamento de los jueces en 2014. En su discurso también se alineó con la Corte al recordar lo que ya se ha transformado en una suerte de número del mal: los 248 juzgados vacantes que existen a lo largo del país. Cerró el speech con un tono más combativo y aprovechó para fustigar a la corriente Justicia Legítima desde donde se suele tildar a la Asociación de conservadora y elitista: “Si pretender que los cambios se produzcan con acuerdo a la Constitución Nacional es ser refractarios, preferimos el mote a la defección”, remató para el aplauso general.

 

La cantidad de invitados de jerarquía motivó una suerte de cumbre de los principales camaristas federales que se cruzaron en los pasillos del Plaza. Conciliábulo selecto y apartado en el cual Hornos esgrimió una suerte de despedida de su cargo al frente de ese board con acceso directo a la Corte Suprema que es la Junta de Camaristas. El juez de la Casación recordó los movimientos de la junta para lograr que el oficialismo no avanzara sobre las atribuciones del máximo tribunal en la reforma judicial que el Gobierno votó en el Congreso. Dejo un mensaje para quienes en febrero busquen sucederlo en un asiento cuya cotización va en alza: “es muy importante ocuparse de lo que necesitan las Cámaras del interior, pero más importante es la Corte y aún más importante el país”. Sentencias concretas para quienes quieran anotarse en la contienda (no son pocos). Entre el ineludible lomo con verduras y una entrada de fiambres, quesos y ananá (todo acompañado por fuertes caldos y champán) Highton de Nolasco se alejó por un minuto de los issues del Poder Judicial y le preguntó al abogado Eugenio Cozzi si tiene en mente alguna candidatura para 2014. No es un dato menor: los abogados votarán representante en la Magistratura y también en el Colegio Público del cual Cozzi ya ha sido presidente. Este letrado debe seguirse de cerca ya que cuenta con buena imagen tanto en Comodoro Py como en algunas vocalías de la Corte donde ya se animan a imaginarlo en una eventual formula para la Magistratura con otro de los presentes: Máximo Fonrouge letrado que cuenta con el guiño de los principales estudios que patrocinan a empresas.

 

Si se trata de completar el menú de la mesa de los argentinos, nada menos que darse una vuelta el martes por el cocktail “de las cuatro cadenas”, en donde estuvo el Campo a pleno; es decir, desde productores hasta industriales, pasando por semilleros y proveedores de insumos en general, las cadenas de valor del trigo, maíz, girasol y soja. Los presidentes venían de reunirse con el nuevo ministro, quién se manifestó preocupado y compartió gran parte del diagnóstico en materia de trigo, maíz y girasol. Algunas autoridades, como los subsecretarios de Agricultura y de Valor Agregado, Marcelo Yasky y Oscar asolís, y el presidente del Inase, Raymundo Lavingnole, estuvieron acompañando. El sector privado esttuvo a pleno, entre titulares de las cámaras, de las empesas, economistas, periodistas, que llenaron el salon de la Bolsa. Estaban el presidente de la Bolsa, Luis Marra, y su antecesor, Enesto Criighan y los presidentes de las “cadenas”: Matías Ferreccio (productor CREA, Argentrigo), Gastón Fernández Palma (productor Aapresid, Maizar), Miguel Calvo (productor CRA, Acsoja) y Luis Arias (productor, socio de Cazenave, Asagir). También el director ejecutivo de Maizar, Martín Fraguío, y el expresidente el molinero Alberto Morelli. El presidente de AACREA, Alejandro Blacker; de ASA, Alfredo Paseyro; de Ciara, Alberto Rodríguez; el director ejecutivo de FAIM, José del Carril; de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchebehere, y uno de sus directivos, Nicolás Pino; el vicepresidente de la Federación Agraria, Julio Curras.El orador principal fue Miguel Calvo (el texto se consensúa, pero la alocución es rotativa cada año), se quedaron todos duros al escuchar que, por confusión, Calvo pidió aumentar las retenciones, en lugar de las exportaciones. Lo corrigió con mucha cancha: “para ver si estaban atentos”, dijo, ante las risas del auditorio. La tradicional entrada al edificio de la Bolsa en la calle Corriemtes estaba cerrada con rejas previendo seguramente a los invitados de algún conato de saqueo, algo que podía ocurrir en la provincia, pero nunca en la Capital. Pero por las dudas.

 

Al día siguiente, una mezcla rara de invitados atendió al llamado en el salón El Cabildo del Caesar Park de la calle Posadas, del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romina. Era para la presentación del libro “El ABC de la Defensa Nacional en el Siglo XXI”, de su presidente doctor Emilio Luis Magnaghi. La principal atracción de la velada eran los presentadores de la obra: Julio César Cleto Cobos y el ex susecretario presidencial Jorge Catro. La relación del ex vice con el autor del libro data de cuando ambos estudiaron en el Liceo Militar Gral. San Martín. Magnaghi es abogado y empresario, dirigió un tiempo Bodegas Giol y el Grupo Binacional PROVICA, ahora es presidente de la Cooperativa Eléctrica de Godoy Cruz y esta prendido al proyecto presidencial de verdugo de la 125. El acto – desarrollado en las horas previas a que Cobos sufriera una nueva derrota en el marco de la estructura radical que por esas horas cocinaba sin darle arte ni parte la conducción del Comité Nacional que Ernesto Sanz asumió el viernes siguiente- sirvió además para comprobar, otra vez si hacía falta, que la valía del ingeniero mendocino está más por fuera que por dentro del partido. La platea era cabal demostración de convocatoria de lo que podría denominarse un cobismo en estado gaseoso, que fluye y se expande sin fronteras hasta el límite de la imaginación política: el exministro, Ricardo López Murphy, el ex Señor 5 de la Presidencia de Duhalde, Miguel Angel Toma; el sindicalista moyanista Julio Piumato; el ex ministro de seguridad bonaerense Aldo Rico; el filósofo Alberto Buela; además de militares retirados de toda graduación, diplomáticos, y las espadas propias en territorio radical como el diputado Luis Petri; las damas mendocinas senadora Laura Montero y Patricia Giménez, vicepresidenta 2da de la Cámara de Diputados; operadores cobistas del interior y la capital como Marcelino Iglesias, Juan Montilla, Claudia Guebel, José “Turco” Natali, Omar “Colorado” Avendaño y Diego Barovero. De la sesuda disertación de Castro, y confirmando su éxito allende las filas de boina blanca, Cobos se llevó un premio adicional cuando el orador agradeció al organismo que lo convocase a compartir tribuna con “quien es uno de los protagonistas indiscutidos de la Argentina que viene”.

 

Entre tanta reunión radical no podía faltar un quincho de la disidencia, que se animó a ocupar nada menos que el santuario partidario de Lanin, y nada menos que para celebrarlo a Raúl Alfonsín por los 30 años democracia. Eran unos 200 que se identifican en el sello Proa que anima el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, que se suele mostrar más distendido cuando habla de política que cuando tiene que hablar de política. Lo más importante es que anunció que ese grupo aspira a convetirse en un nuevo partido apartado de la UCR. “Tenemos el único diputado bonaerense del Pro y es nuestro”, dijo en referencia al pergaminense Orlando Yans que observaba junto a concejales de varios distritos provinciales también electos por el angelicismo. Tras el carré de cerdo con papas mencionó a sus diputados nacionales -Laura Alonso y Chistian Gibaudo- sus legisladores porteños Enzo Pagani y Raquel Herrero que ahora serán su voz en la legislatura tras la partida de Martin Ocampo al ser electo Fiscal general de la ciudad- , los demás funcionarios que cuenta en el gobierno y en entes de la Ciudad como Oscar Zago , José Palmiotti y Claudio Niño que se mezclaban con dirigentes históricos del radicalismo porteño que acompañan por estos tiempos a Angelici como Norberto “Beto” Larrosa y su hija Marcela, Eduardo “Cachorro” Pacheco, Larry Ochoa, entre otros que esperan conseguir en 2014 los avales necesarios para darle personería propia a su partido.

 

Si cerramos el año judicial en quinchos, con una viñeta germánica cerramos el año diplomático, porque el gobierno de Alemania condecoró al embajador de Francia en Argentina a través de su embajador por su colaboración en el mejoramiento de las relaciones entre ambos países (Francia y Alemania, claro). Es que Jean Michel Casa fue Director general de la Unión Europea en el Quai D’Orsay, mientras Bernhard Graf von Waldersee era Director General en el Ministerio de RREE de Alemania. Los dos son hoy embajadores de sus países en la Argentina. Observaron algunos presentes del Congreso, como los responsables de los grupos parlamentarios de amistad argentinos con Francia: Eric Calcagno (ex embajador argentino en Francia) y Jorge Landau, quien hizo un espacio en su principal trajín de la semana, las internas del PJ d Buenos Aires que se hicieron ayer. De los foráneos, estaban los embajadores en Argentina de Austria: Karina Proidi y de Suiza Johannes Matyassy,Jean Louis Lariviere y, entre otros, la baronesa Dudu von Thielmann, que horaron la mesa en la que lucpia un blanco Ungstein Chardonnay pero el tinto, el tinto Auka Don Alfonso Malbec de La Consulta y el champagne Lutter & Wegnerm, para acompañar un Tartare de Salmón, Confit de cordero y Chiboust de naranja.

 

Vamos a terminar con un chiste senil.

 

Una pareja de ancianos cumplía 65 años de matrimonio y decide ir a un restaurante para celebrar.

 

Una vez allí, son atendidos por un mozo a quien cuentan el motivo de su celebración. El mozo los ubica en un lugar romántico para que disfruten la cena, y escucha el siguiente diálogo.

 

– Mi reina, ¿dónde querés sentarte? –pregunta el anciano.

 

– Aquí -dice ella.

 

– Mi princesa, ¿querés un aperitivo para comenzar?

 

– Me gustaría un vinito.

 

– Cómo no, mi ángel ¿Y qué te gustaría servirte en la comida?

 

Ella pide la carta y hace su pedido. El mozo no podía creer lo que oía.

 

Al fin de la comida el anciano vuelve a preguntar:

 

– Mi ángel ¿te gustaría comer algún postre rico?

 

Pero ahí ella le dice:

 

– Primero iré al baño, necesito ir urgente.

 

-Andá mi vida, yo te espero.

 

La anciana se va y el mozo, maravillado, le dice al anciano:

 

-¿Cómo es posible que después de tanto tiempo llame usted a su señora con esa palabras tan hermosas? Mi reina, mi ángel, mi princesa. Usted me tiene admirado.

 

El anciano lo mira y responde:

 

– Es que no me acuerdo cómo carajo se llama.

 

Daniel Scioli, que cuando parece perder gana, subió el sábado al escenario del Monumental junto al pastor evangélico Dante Gebel. Final para su semana más difícil; Productos para la mesa para Julián Domínguez, que se fue de gira cuyana el fin de semana. En San Juan, Juan Carlos Gioja, lo proveyó de aceite. En Mendoza, le regalaron vinos. Disidentes macristas del radicalismo osaron usar el santuario de Lalín para festejar la democracia. Angelici, con el diputado Cristian Gibaudo y Enzo Pagani.