La semana pasada, un día de sesiones que debiera haber sido ejemplar, representó al Cambalache de Enrique Santos Discépolo.

El pasado miércoles se llevó a cabo la primera Asamblea Legislativa de la historia argentina, avalando los dos candidatos presidenciales para la segunda vuelta. La noche anterior estaba muy emocionada, consciente de que estábamos haciendo Historia. En los reportes de época, los nombres de los participantes de esta Asamblea quedarán registrados.

Cuánto lamenté entonces, cuando una vez finalizada la Asamblea, hubo una inapropiada inauguración de un busto de Néstor Kirchner, que dilataba el comienzo reglamentario de la sesión.

De ahí en más todo fue irregular y atropellado; se forzaron designaciones de auditores, se tomó jura sin quórum y se aprobaron en una sola votación, sin debatir ni analizar, una decena de leyes.

“Fue un despliegue de maldad insolente, y terminamos en un mismo lodo todos manoseaos. Qué falta de respeto, que atropello a la razón!”