Representantes de Pymes, economistas y legisladores opositores vertieron su visión sobre la flamante medida que impulsó el Secretario de Comercio Interior.
La extensión del congelamiento de precios por 60 días más y la creación de la tarjeta de compras para supermercados generó hoy reacciones dispares entre entidades que nuclean a pequeñas y medianas empresas, economistas, legisladores opositores y representantes de los consumidores y de los comerciantes.
Para analistas económicos y referentes de la oposición, ambas medidas son un “intento desesperado de frenar y ocultar” la inflación en medio de las negociaciones paritarias, pero coinciden en que se necesitan medidas de índole monetaria y fiscal para luchar contra la suba de precios.
En cambio, entidades representativas de pymes y de los comerciantes avalaron ambas medidas, y pidieron que la Supercard se extienda a sus sectores.
El economista Ramiro Castiñeira, de Econométrica, evaluó que “el gobierno está pensando con estas medidas en contener precios en un año electoral y no echar más fuego en medio de paritarias”, pero advirtió que “si es lo único que va a hacer, no va a funcionar”.
“Los acuerdos de precios tienen éxito y funcionan al principio, pero es difícil de sostener en el tiempo”, aseguró, y sostuvo que es necesario adoptar “medidas en materia monetaria y fiscal”, para luchar contra la inflación.
Para el economista y referente bonaerense del PRO, Carlos Melconian, las dos iniciativas constituyen un “intento desesperado” del gobierno para “ocultar la decadencia del modelo económico”.
“Es lógico que el Gobierno esté enamorado de este tipo de controles porque la inflación ha alcanzado los dos dígitos”, juzgó sobre el acuerdo de precios, en tanto dijo que la Supercard es “otra muestra del autoritarismo, el fundamentalismo y la inconsistencia del modelo oficialista”.
En esa línea, el diputado del GEN/FAP y miembro de la Comisión de Defensa del Consumidor de la Cámara baja, Omar Duclós, dijo que “el gobierno no sabe qué hacer con la inflación y por eso se empecina en querer tapar el sol con las manos; pretende entretener a los consumidores con medidas que son efectistas pero que resultan ineficaces”.
En la misma sintonía, la diputada Cornelia Schmidt-Liermann (PRO), aseveró que el congelamiento de precios “no consigue reactivar el consumo”, acotó que el gobierno “debería reconocer la inflación y buscar otra alternativa mejor para combatirla”, y remarcó que “con la Supercard, Moreno busca quitarle a los consumidores la posibilidad de elegir”.
El titular de la Unión de Consumidores de Argentina, Fernando Blanco Muiño, manifestó que “el acuerdo sirve para contener la suba de precios pero no alcanza para ser la única herramienta de combate a la inflación”, y agregó que es “importante” que la Supercard “compita con otros medios de pago”.
Por su parte, la Confederación General Empresaria (CGERA) avaló la Supercard porque “condiciona” a los bancos que “basan su altísima rentabilidad a costa del trabajo de las pymes”, y pidió extender “su utilización a pymes, almacenes y comercios”.
También el titular de la Cámara Argentina de Comercio, Carlos De la Vega, solicitó que se amplíe el uso de la Supercard a los pequeños y medianos comercios para “evitar una manifiesta desigualdad”.
En igual postura, el director ejecutivo de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas de la República Argentina, Miguel Calvete, alegó que “si nosotros no disponemos de la tarjeta estaríamos en una situación de desventaja”.
Para la titular de la Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Países del Sudeste Asiático, Yolanda Durán, “sería interesante que esté en nuestro sector” la Supercard “porque quién quiere pagar una tasa de entre 8 y 10 por ciento a pagar 1 por ciento; la necesitamos”.