Durante muchos años los Gobiernos de Hispanoamérica, cuando no daban su específico apoyo a la dictadura castrocomunista impuesta en Cuba, sí guardaban un silencio cómplice de los crímenes, represión y falta de libertad en nuestro país. Y no sólo los Gobiernos, por no querer -cobardemente- buscarse problemas sino que también -con algunas dignas excepciones- los políticos de los países hispanoamericanos, como individuos, como opinión personal, tampoco tendrían una mirada solidaria para los luchadores que en Cuba luchaban por la libertad y la democracia. De verdad, que se hizo dolorosamente simbólica y cierta aquella expresión que sirvió de título a un documental: ¡Nadie escuchaba!

El Gobierno totalitario cubano era sancionado repetidas veces en Ginebra por el Comité de los Derechos Humanos, y los Gobiernos y políticos de Hispanoamérica continuaban de espaldas al clamor de los cubanos que en Cuba y en el exilio reclamaban el cumplimiento de dichos derechos, y llamaban en vano a la indiferente opinión internacional en nuestro continente.Para los cubanos que han luchado y luchan por la democracia y libertad para Cuba, algo de veras alentador se ha asomado ahora en el panorama político y cívico de Hispanoamérica. Un considerable número de miembros de diferentes parlamentos de varios países, se ha constituido en una agrupación actuante en pro de la democracia para Cuba.

En días recientes varias organizaciones del exilio se reunieron en la Junta Patriótica Cubana, en una recepción especial para la licenciada Cornelia Schmidt-Liermann, que es diputada Nacional de Argentina. Distinguida personalidad política del Parlamento de su país, se presentó en dicha reunión, con otros miembros, en representación del Grupo Parlamentario por la Democracia en Cuba. Esta importante agrupación ha planteado sus objetivos en documentos y declaraciones, de los cuales tomo estos planteamientos:

Señalan de inicio, que “vivimos tiempos difíciles en América Latina”, por cuanto en algunos países hallamos democracia y desarrollo, pero en otros hay una “profunda crisis ante el avance de gobiernos populistas y autoritarios”. Ante este panorama “Cuba se encuentra inmóvil desde hace más de cincuenta años, como la última dictadura total de Occidente”.

Después de denunciar “la falta de elecciones libres, de partidos políticos y sindicatos independientes, señalan la represión, torturas, persecuciones, la cárcel e incluso la muerte…”, y la pobreza del pueblo, mientras “la élite en el poder vive como millonaria”.

En conclusión, que ante tal situación integrantes de distintos órganos legislativos de América Latina, hemos decidido conformar el Grupo Latinoamericano por la Democracia en Cuba, con el objetivo de reclamar la plena apertura política en Cuba”.

A la vez que declaran su apoyo al “derecho que tiene el pueblo cubano a sus libertades democráticas fundamentales”, confiesan que “los Gobiernos de América Latina y la comunidad democrática en general, estamos en deuda con el pueblo cubano”.

En otra parte de la declaración manifiestan: “Nuestro descontento por el traspaso de la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) A Cuba”.

“Una nueva integración está en marcha -exponen-, ya somos más de 40 diputados y senadores provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Médico, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela” y que entre sus objetivos está el “ser el puente para las ideas, reclamos y actividades de los luchadores democráticos de la isla”.

Concluyo el comentario sobre este distinguido grupo de políticos que se asoma ahora en el panorama político y cívico de Hispanoamérica, con la esperanza y compensación de que por una vez, al fin, en nuestra América, no tengamos que repetir aquella simbólica y dolorosa frase: ¡Nadie escuchaba!