Por Cornelia Schmidt-Liermann (*) BUENOS AIRES, jun 30 (DyN) – La droga está instalada entre nosotros. Está en la escuela, en el club, en las plazas, en los boliches, recitales, en la cancha, en las cárceles, en el trabajo, hasta en las esquinas de nuestros hogares. Sin embargo, el Gobierno Nacional continúa mirando para otro lado frente a uno de los mayores flagelos que se hayan registrado en la historia de la humanidad.
La droga no discrimina; afecta la salud, la seguridad y el bienestar público. Irrumpe horizontal y verticalmente en toda la sociedad, desde las grandes ciudades hasta en los pueblos más pequeños; en las familias con muchos recursos y en las más humildes.
Hace un año, el ahora Papa Francisco calificaba a los narcotraficantes como “mercaderes de la muerte” y alentaba a los jóvenes argentinos a “seguir adelante, a marcar huella en la vida”.

Pero, lamentablemente, en los últimos años nuestro país dejó de ser un país de tránsito de la droga, para pasar a convertirse en uno de consumo, producción y logística. Aún así, el Gobierno Nacional insiste en hablar de la “década ganada”, coronando el período con una polémica ley de blanqueo.
El crimen organizado es transnacional, no reconoce ideologías ni límites entre naciones. Por ello tampoco debe haber divisiones ideológicas o partidarias en la estrategia para combatirlo. Las drogas van conquistando cada vez más espacios y es por eso que resulta imprescindible la rápida y eficaz acción del Gobierno. La planificación estratégica debe tener un enfoque multidisciplinario e interministerial, con colaboración internacional, incluyendo a todos aquellos organismos que estén relacionados con la materia.
Vemos un Estado ausente y un buen ejemplo es la situación de la SEDRONAR, que está acéfala desde hace más de tres meses. ¿Será que el gobierno busca quitarle todo poder? Es necesario empoderar a la Secretaría y que su titular sea una persona capaz de abordar y actuar sobre todas las áreas implicadas.
¿Cuántos argentinos más deben morir y sufrir para que reaccionemos? En el Senado espera ser tratado un proyecto con media sanción de Diputados, que exige la creación de un marco para la prevención, atención, rehabilitación y reinserción del adicto.
Mientras tanto, cada uno desde su lugar puede hacer mucho. En cada pueblo, en cada comuna, pueden realizarse encuentros de los diferentes actores para trabajar en conjunto y elaborar la mejor estrategia para cada población. La interrelación de la sociedad civil, las ONGs y el Estado tiene que ser constante, para construir una barrera de protección alrededor de nuestros niños y jóvenes.
Cuando me refiero a que todos podemos contribuir, no excluyo a los medios de comunicación, porque a mayor sensación de permisividad, mayor aceptación y por ende mayor consumo.
Todos somos responsables del avance de las drogas, por acción o por omisión. Es nuestra responsabilidad conectarnos con la vida y decirle no a las adicciones.
MCP DMM SMB (*)Diputada Nacional (PRO).