El oficialismo está dejando al agricultor a la merced de los forajidos. Hace dos noches el campo volvió a sufrir un ataque. Un grupo de vándalos rompió 40 silobolsas con 9000 toneladas de soja, valuadas en 20 millones de pesos.

La rotura de las silobolsas tiene un significado profundo: atentan contra el futuro del país, y afectan a miles de trabajadores. El campo no para de sufrir abusos por parte del Gobierno, que se encarga de demonizar al productor agropecuario cada vez que tiene oportunidad.

En momentos donde las economías regionales sufren la peor crisis de los últimos 15 años, y los precios de los commodities están a la baja, los productores deben sumar otra preocupación a su extensa lista. El vandalismo rural se está esparciendo por el agro argentino. Los ataques reiterados a pequeños chacareros y medianos productores se suceden a diario en pueblos rurales del país.

Millones de pesos tirados a la basura. Mi total repudio y mi solidaridad, no solo con los propietarios de esta cosecha, sino con tantos de trabajadores que ahora pierden la oportunidad de una fuente digna de trabajo.