Participé de la marcha en mi calidad de ciudadana y diputada, ya que comparto el reclamo de la ciudadanía por un respeto a la constitución y a las libertades que allí se establecen. Llegué caminando con mi hija desde el Congreso, y me dolió en el alma ver como pareja de jubilados venían desde el sur, solicitando ser respetados y pedían más seguridad…¿ por qué no logramos proteger a aquellos que han trabajado toda su vida y ahora merecerían disfrutar de una vejez activa, despreocupada y feliz? Una vez en el obelisco, el sentimiento de unión nacional y la conciencia que estaba participando de un acto que pasará a la historia, se apoderó de mí. Impresionante la juventud que llegaba…la picardía y el ingenio en gran parte de los carteles y consignas me hicieron sentir el latido de la democracia. Redoblé internamente mi compromiso de continuar cerca de la gente, trabajando sobre una agenda paralela, como la de mejorar el sistema ferroviario y la atención al público, proteger al campo y al trabajo agropecuario, violencia en el fútbol, bullying, inseguridad, sin abandonar el intento de que el oficialismo nos permita participar en la búsqueda de solución de los problemas que aquejan a la gente y fortalecer la búsqueda de consenso y de unidad.