Por Cornelia Schmidt Liermann  | Para LA NACION

 

En las últimas semanas se ha hablado y escrito sobre las inundaciones

ocurridas en la provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal,
pero poco se ha dicho sobre el anegamiento de casi un millón de
hectáreas en el Delta entrerriano, a escasos 130 kilómetros del centro
porteño.

Allí nos encontramos con el Humedal Delta del Paraná, cuyos servicios
ambientales son fundamentales para el futuro: garantiza la reserva de
la diversidad biológica, es moderador natural de las inundaciones
proveniente de las cíclicas crecientes del río Paraná y es un
importantísimo reservorio de agua dulce para uso humano.

La realidad nos muestra que todo esto está en peligro, pues se están
incorporando a esta zona técnicas de producción agrícolas diseñadas
para tierra firme: se modifican totalmente las condiciones naturales
de sus suelos y del movimiento del agua en todo el sistema. La
construcción de obras públicas y privadas sospechadas de irregulares
sin responder a un proyecto que garantice la sustentabilidad y sin
ningún control, han sido decisivas para que esa superficie continúe
aún inundada.

El Delta está surcado por innumerables cursos de agua y la napa
freática está muy cercana a la superficie, en consecuencia la
aplicación de agroquímicos para hacer agricultura como en tierra
firme, lleva indefectiblemente a la contaminación de las aguas. Su uso
es ilegal, ya que, según las mismas empresas agroquímicas, no hay un
solo producto probado y registrado por la industria para ser aplicado
en un humedal.

Sin embargo, son utilizados furtivamente en estas nuevas
explotaciones; con el impacto inmediato sobre la flora y la fauna
autóctonas, iniciándose el proceso de contaminación que
irremediablemente llegará a las aguas del Río de la Plata.

Los principales centros de estudio y los científicos especializados en
esta disciplina, por caso, la Fundación Humedales, la Universidad de
San Martín, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de
Lomas de Zamora y técnicos del INTA y del INA, han levantado
reiteradamente la voz de alerta sobre los resultados negativos de
estas prácticas, que ponen en riesgo la existencia misma del humedal.
Lo propio hemos hecho varios integrantes de la Comisión de Recursos
Naturales de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación (HCDN), al
expresar la preocupación por el avance de los endicamientos en la
región.

Sin cambios

Sin embargo, se continúa con esas prácticas destructivas. En efecto,
dragados proyectados sin respaldo técnico ni estudios de impacto
ambiental, endicamientos y cambios de hábitos productivos, todos sin
control, están generando un panorama desalentador pues atenta contra
las producciones tradicionales, muchas de ellas orgánicas, y en
consecuencia contra la gente que desde hace más de un siglo las lleva
adelante como modo de vida.

No se está queriendo obstaculizar cualquier emprendimiento en estas
zonas, sino reclamando una producción sustentable, en consonancia con
las ventajas naturales que brinda la misma, reflejando una conducta
ética ambiental tal como lo establece el Programa de las naciones
Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) “Cuidar la Tierra”, donde no se
rechazan las opciones económicas, pero se va más allá de ellas: por
ejemplo se podría intensificar la forestación con álamos y sauces, la
producción ganadera para exportación y como región receptora de la
hacienda expulsada por la sojización de la pradera pampeana, la
producción orgánica, la apicultura, el turismo y muchas más.

Para muchas culturas el agua, o condición de humedad, es sinónimo y
relativo a la vida, a la fertilidad. Debemos incorporar el tema medio
ambiental dentro de las agendas políticas para generar una sociedad
consciente del cuidado de los recursos naturales y su uso responsable.
Más que de un tema económico o productivo, se trata de una decisión
ética inherente a la condición humana.

“Pensar es fácil. Actuar es difícil. Actuar conforme al pensamiento
propio es lo más difícil de todo”, palabras del poeta alemán Goethe,
base del concepto de ética..

 

http://www.lanacion.com.ar/1524873-practicas-destructivas-amenazan-el-delta