La Presidenta regresó formalmente con cambios de gabinete, tal y como nos ha acostumbrado después de cada proceso electoral. Sin embargo, el dato más sorprendente en esta oportunidad -por ser el menos pensado- fue la renuncia del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, quien tomará próximamente un vuelo a Italia. Muchos analistas han coincidido en que su salida evidencia la aceptación tácita del fracaso de la economía y de la derrota electoral del 27 de octubre. Quizá son muy optimistas, pues la remoción de Moreno y la coronación de Kicillof en menos de 24 horas parecieran indicar otra cosa: un cambio de estilo, nada profundo. La sucesión de acontecimientos en los últimos dos días solidifican el gatopartidismo en su estado más puro: cambiar algo para que no cambie nada.Moreno siempre ha sido un hombre de lealtad al modelo K hasta el punto de rozar el absurdo. Todas sus ideas, medidas, aprietes y desplantes han sido realizados con la venia de la Casa Rosada. Su renuncia no debe confundirnos, debemos continuar exigiendo al Gobierno que escuche lo que la sociedad expresó en las urnas, que cambie el rumbo de la política económica y vuelva a integrar a nuestro país al mundo.

Cornelia Schmidt-Liermann

Diputada nacional (Pro)

DNI 16.939.470