Con profunda tristeza escuché a la Presidenta afirmar: “Los que tienen mucha plata tienen (droga) de la buena, no se les nota y pontifican acerca de los negros que consumen paco”. Desde que asumí como diputada vengo trabajando de forma consecuente el fenómeno de las adicciones. En especial, intentando posicionar el tema de la prevención, tratamiento, rehabilitación y reinserción del adicto, en la agenda pública. Mi experiencia es que existe una “grieta” entre los profesionales y políticos que se involucraron seriamente con este fenómeno y la forma en la que se comunica. Una mala información agrava el problema. Y esto es parte de la realidad que sufrimos, porque la percepción social difiere, según la forma en la que comuniquemos. Si comunicamos de forma responsable, podremos incluso modificar comportamiento y actitudes. Es por ello que sugiero a la Presidenta y a los funcionarios pertinentes unas pautas mínimas. Nunca estigmatizar. Hablar desde la sensibilidad y comprensión, y no desde la condena y el enfrentamiento. Cada historia de adicción resulta un drama particular, por lo que hay que evitar reduccionismos y no crear estereotipos. Si se focaliza en un sector de la comunidad, se contribuye a marginarlo aún más. No hay que hablar de una sola droga, menos aun de la “buena” o de la “mala”.

Se debería hablar de alcohol, tabaco y otras drogas. El fenómeno de la adicción nos lastima transversalmente a toda la sociedad. La diferencia está en que la mayoría de los adictos vulnerables económicamente recurren a diferentes drogas para calmar su hambre. Resulta su “alimento funesto” para cuerpo y alma. Por ello resulta primordial la seguridad alimentaria, sanitaria y laboral. Y difundir mensajes útiles para la prevención: por ejemplo, informar a la población de los riesgos potenciales del alcohol, el tabaco y otras drogas. El mensaje debe alentar. Hay maravillosas historias de recuperación.

En lo que respecta la difusión de noticias relacionadas sobre narcotráfico, debería informarse sobre los enormes peligros y las funestas consecuencias que derivan de involucrarse en el negocio de las mafias. Narcomenudeo puede resultar como una adicción a la ruleta rusa. Luchar contra el blanqueo, investigar aumentos patrimoniales desmesurados, es regalar vida. ¡Comunión y reconciliación son parte de la solución! ¿Las compartimos?

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