Ni un programa de cable, ni el piso de Showmatch . En los pasillos del Congreso, un grupo de diputados y senadores pujan para que haya debate un presidencial obligatorio, regulado por ley. Ocho legisladores redactaron iniciativas, pero hasta ahora ninguno logró colarse en la agenda parlamentaria. En los últimos días, la oposición comenzó una negociación para lograr que los candidatos a suceder a Cristina Kirchner se sometan a una discusión pública, de frente a los votantes.

El “sí al debate” ya suma 80 adhesiones entre ambas cámaras, pero el camino recién empieza. La piedra fundamental se colocó hace una semana en en Salón Azul del Senado. Allí, se reunieron representantes de todos los bloques opositores, organizaciones de la sociedad civil y autoridades de la Cámara Nacional Electoral. Sólo el kirchnerismo dio el faltazo.

La jornada fue organizada por la diputada Carla Carrizo (UNEN Sumá +) y la senadora Norma Morandini (FAP). También dieron el presente Pablo Tonelli y Cornelia Schmidt-Liermann (Pro), José Luis Riccardo (UCR), Victoria Donda (Libres del Sur), Fernando Sánchez (CC), Alberto Asseff (Frente Renovador), Gabriela Troiano y la diputada y candidata presidencial Margarita Stolbizer (FAP).

Entre otras conclusiones, los legisladores coincidieron en que “la espectacularización del debate, no es debate”. Horas después, el líder del Frente Renovador Sergio Massa le pidió al aire a Marcelo Tinelli que organizara una contienda en su programa.

UNA HISTORIA DE NO-DEBATE

La historia argentina reciente muestra que los candidatos se mostraron reacios a los posibles efectos de un cara a cara en televisión. Desde el retorno de la democracia no hubo un debate presidencial. En 1983, Raúl Alfonsín e Ítalo Luder no se pusieron de acuerdo para elegir a los periodistas moderadores. En 1989, Carlos Menem dejó la famosa “silla vacía” cuando debía confrontar en televisión con Eduardo Angeloz. Tampoco Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde se prestaron a las cámaras en 1999. Néstor Kirchner se negó a dialogar “con el pasado” cuando Menem lo desafió en 2003, ante un ballottage que nunca fue. Cristina no debatió en ninguna de sus dos campañas.

Este año, dos de los tres candidatos a presidente mejor posicionados para llegar a la Casa Rosada se mostraron predispuestos a una contienda televisada. Según los sondeó LA NACION, mientras que Massa y Mauricio Macri calientan motores para un cruce, Daniel Scioli mantiene el suspenso. En el canal TN, el año pasado el gobernador bonaerense fue el único que se negó a firmar el compromiso a debatir.

En el Congreso varios legisladores se resisten a que el debate presidencial quede librado a la voluntad de los candidatos o al pulso del rating. Los proyectos de Carrizo y Morandini, por ejemplo, coinciden en que el debate debería transmitirse por cadena nacional y que la sociedad civil debe participar de la organización. Con distintas variables, también presentaron iniciativas los diputados Oscar Aguad (UCR), Francisco De Narváez y Alberto Asseff (Frente Renovador), Patricia Bullrich (Unión Pro) y Guillermo Durand Cornejo (Pro).

El kirchnerismo tiene un proyecto en la Cámara alta, con autoría de la senadora Cristina Fiore Viñuales. En la oposición se lamentan que haya perdido estado parlamentario la iniciativa que el titular del bloque del FPV Miguel Ángel Pichetto había redactado en 2003.

POR EL VISTO BUENO DEL FPV

Lo que se viene ahora para los legisladores que se colocaron en el frente de la batalla es lograr el favor del kirchnerismo. La idea es conseguir consenso para llegar a resultados concretos. “Si el FPV da el visto bueno, el trámite puede salir en dos semanas y ser una realidad para las elecciones de este año”, confiesan desde el arco opositor.

La llave de entrada a esa negociación, creen, es el Senado. Primero, porque en esa cámara hay un proyecto con la autoría del FPV. Además, porque en la mecánica de los últimos años, ha sido la Cámara de inicio.

“¿Por qué le conviene al kirchnerismo una ley de debate presidencial? Porque ellos reivindican la idea de que con el FPV volvió la política. Entonces, tengamos una acción de verdad y regulemos la modalidad”, señaló Carrizo.

En la plataforma de peticiones sociales Change.org, el politólogo Diego Muzio lanzó una iniciativa y ya juntó 25.000 firmas para que se concrete la contienda. Otro impulso llega desde Argentina Debate, una organización impulsada por Cippec, de dirigentes políticos, economistas y periodistas que buscan concretar “el primer debate presidencial de la Argentina”.

Son múltiples las voces que reclaman que los presidenciables tengan un mano a mano público. El visto bueno del kirchnerismo es la puerta para lograrlo.

 

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