Con esta frase reafirmó  Susana Malcorra nuestro compromiso con la humanidad. Ayer conmemoramos en Cancillería el Día Mundial de los Refugiados que se celebró el pasado 20 de junio. Tuve el honor de conocer a la monja Guadalupe que contó su testimonio de persecución y nos regaló un bello mensaje de vida.

Asumimos un rol fundamental siendo solidarios desde mediante ayuda concreta humanitaria. Hay mucho por hacer todavía en las zonas que siguen expulsando ciudadanos. Frenar la venta de armas, fortalecer las economías regionales, el comercio justo e incentivar el cuidado de los recursos naturales para paliar el cambio climático.

Bregar por el equilibrio religioso y cultural en todo el mundo es nuestro camino hacia la paz. Los refugiados se refugian de la angustia, de la violencia y del desamparo: actuemos con amor y firmeza sobre esos factores.